Pese al bloqueo norteamericano, ser una pequeña isla y afrontar dificultades económicas, pocos ponen en duda los avances de Cuba en terrenos tan sensibles para la población como la salud pública (la Isla con una tasa de mortalidad infantil este año de 4,2, la más baja de su historia, se sitúa entre los países con mejores resultados en el mundo), educación (no solo todos los niños tienen asegurada la instrucción gratuita, sino que el Estado ha instrumentado múltiples programas para la enseñanza de los menores con discapacidad hasta en el último rincón del territorio nacional). Quienes denigran a Cuba no se detienen a pensar -claro, no les interesa- por qué Cuba ha formado decenas de miles de médicos, sin hablar de otros profesionales, que hoy salvan vidas en los lugares más apartados de decenas de país y por ello tiene el reconocimiento de infinidad de gobiernos, incluidos muchos de ideología diferente. En otros campos como la cultura, el depote, la seguridad social el país hace esfuerzos extraordinarios para satisfacer las necesidades espirituales de su pueblo. ¿No son los logros conseguidos por la asediada Isla la confirmación más evidente del empeño de asegurar los derechos de todos los ciudadanos? Quien no lo crea, puede verlo por sí mismo.
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